La oración I
Catequesis Don José MarÃa Iraburu Dame de beber
Resumen audio:
La oración es lo más grande, precioso e indispensable de nuestras vidas. La oración es la vocación del cristiano y sostiene toda su vida espiritual.
Hemos de pedir a Cristo que nos enseñe a orar y al EspÃritu Santo que nos enseñe a pedir lo que nos conviene y a tener, a través de la oración, una relación filial, Ãntima y amistosa con Dios.
1. La oración de Cristo (3:14)
Cristo ora con perfecto amor y conocimiento del Padre, con la certeza de ser escuchado. Es en la oración donde la conciencia filial de Jesús, en cuanto hombre, alcanza su plenitud.
Cristo ora por toda la humanidad. La actuación mediadora de Cristo se realizó de tres modos:
Revelando a Dios a través de su predicación del Evangelio
Ofreciéndose por nosotros en el sacrificio de la Cruz
Mediante su oración, glorificando al Padre en nombre de la humanidad e intercediendo por cada uno de nosotros (algo que no sólo hizo en la tierra, sino que continúa haciéndolo en el cielo)
Los rasgos de la oración de Cristo son (8:54):
A veces es gozosa y llena de alabanza (Lucas 10), a veces de petición (Última Cena) a veces angustiosa (huerto de los olivos). Pero en todo momento su oración revela la aceptación incondicional de la voluntad del Padre.
A pesar de su vida activa, Jesús se retira a lugares solitarios para orar.
Jesús ora continuamente, pero especialmente en momentos importantes (bautismo, elección de Apóstoles, antes de enseñar el Padrenuestro, durante su transfiguración…)
Jesús combinaba la acción y la oración de manera armoniosa y flexible. La oración se intensifica al final de su vida pública y la acción se reduce. Tras la Última Cena, se dedica casi exclusivamente a orar.
Cristo ora con los salmos, siendo consciente de que estaba dando cumplimiento a las profecÃas en ellos contenidas.
Jesús acompaña la oración con gestos propios de la cultura de la época (elevando las manos, mirando a lo alto, se poniéndose de rodillas…), de forma armoniosa con la actitud interior.
2. La oración de los cristianos
I. La oración y la acción (23:00)
Nuestra oración es una participación en la oración de Cristo. No sólo a modo de ejemplo, sino porque Cristo nos comunica su EspÃritu; Él es el que ora en nosotros por acción del EspÃritu Santo.
El pueblo cristiano está destinado a la oración, que no puede dejarse de lado en aras a potenciar la parte activa de la vida cristiana. Si nuestra relación con Dios fuera de siervos, soldados o empleados, la oración no serÃa esencial, sólo la acción. Al ser llamados al Reino en cuanto hijos y amigos de Dios, la oración Ãntima y frecuente es esencial en la vida cristiana.
Una actividad es cristiana en cuanto parte de la contemplación y conduce a la contemplación. Las actividades que reducen el papel de la oración no son propiamente cristianas.
La oración y la acción no son incompatibles, pero la oración tiene la primacÃa. La oración ilumina y da sentido a la acción. La acción debe iniciarse en la oración, conducirse a través de la oración continua y desembocar en la oración (de alabanza, acción de gracias o súplica).
II. ¿Qué es la oración cristiana? (32:18)
Relación personal, filial e inmediata del cristiano con Dios, hecha a la luz de la fe y en el amor de la caridad.
Otras definiciones:
San Juan ClÃmaco: conversación familiar y unión con Dios.
Evagrio Póntico: elevación de la mente a Dios.
San AgustÃn: conversación del corazón con Dios.
San Ignacio de Loyola: diálogo con Dios.
Santa Teresa de Jesús: orar es tratar de amistad, estando muchas veces a solas con quien sabemos que nos ama.
Santa Teresa del Niño Jesús: un impulso del corazón, una simple mirada dirigida al cielo, un grito de gratitud y de amor, tanto en medio de la tribulación como en medio de la alegrÃa.
III. Estructura de la oración cristiana (35:54)
La oración cristiana tiene una estructura trinitaria: oramos al Padre, en Cristo, bajo la acción del EspÃritu Santo.
Oramos al Padre: Cristo asà nos lo mandó; todas las oraciones litúrgicas están dirigidas al Padre.
Oramos en Cristo: la oración es por Cristo, con Cristo y en Cristo. Él nos comunica su espÃritu para que oremos con el mismo amor de Dios.
Oramos por acción del EspÃritu Santo, que viene en auxilio de nuestra flaqueza y ora en nosotros.
AsÃ, la oración cristiana no empieza en el hombre, sino que empieza en Dios, es decir, está impulsada por la gracia de Dios, y tiene como fin a Dios.
Es cierto que en muchas ocasiones la oración no se dirige directamente al Padre sino al Hijo, al EspÃritu Santo, a la Virgen o a los santos, pero incluso en estas ocasiones el fin último de la oración es el Padre.
IV. Errores en la oración (41:31)
Considerarla como una acción puramente humana.
Confiar en exceso en los métodos de oración.
Evaluar en exceso el resultado de la oración.
La oración no es más genuina porque sea más espontánea.
La oración no es grata a Dios por el hecho de que contenga muchas palabras y ocurrencias, sino cuando se hace en Cristo bajo la acción del EspÃritu Santo.
V. Frutos de la oración (45:35)
Ilumina nuestras mentes.
Nos desengaña de los errores del mundo y del demonio.
Nos permite discernir la voluntad de Dios.
Alegra nuestros corazones.
En ella encontramos el descanso en el trabajo, nuestra confortación en la debilidad y las penas.
En ella salimos de la soledad, estando en compañÃa de Dios.
Captamos amorosamente la presencia en nuestros corazones de la SantÃsima Trinidad.
Nos mantienen en la esperanza de la vida eterna.
Nos mantiene en comunión con la Trinidad, con la Virgen, los santos y los ángeles.
Entradas recientes
Ver todo28/08/2020 Mons. Alberto José González Chaves // Misioneras de las Doctrinas Rurales, Málaga VÃdeo aquà I. El orden en el conocimiento humano. Siguiendo siempre a Aristóteles, la gnoseologÃa que enseñ
Catequesis Don José MarÃa Iraburu, dame de beber. Aquà La contemplación del mundo creado es el fundamento principal de la religiosidad del hombre. La inmensidad, variedad y complejidad de la creación
Catequesis Don José MarÃa Iraburu, Dame de beber. Aquà Introducción El padre Iraburu empieza lamentándose de que muchos cristianos desconocen el misterio de Dios y sus atributos, debido sobre todo a u